dissabte, 15 de desembre del 2018

Hablando ajedrez en la escuela.

En el último artículo de este bloc exponíamos las razones para considerar el ajedrez un lenguaje, tal y como muchos otros ya lo habían expresado anteriormente:

Garri Kasparov: 

"Para mí, el ajedrez es un idioma, y si no es mi lengua materna, es uno que aprendí a través del método de inmersión a una edad temprana".

Garri Kasparov


















David Llada:


"El ajedrez es un idioma en sí mismo, puede jugarse una partida entre dos chicos que no hablan un lenguaje común, que tienen diferentes culturas y religiones. Durante el período de ocho meses a lo largo del que escribí este libro (Ajedrez para padres y educadores), he viajado o recibido invitados de lugares tan dispares como Qatar, Turquía, Rusia, Suiza o Armenia. Mi hija me acompañó en todos ellos y con frecuencia hizo nuevos amigos, con los que apenas podía comunicarse por no tener un idioma común. Pero el ajedrez es un lenguaje universal, y ése se convirtió en su vínculo, les permitió jugar juntos y entenderse aunque no fuera con palabras".


El fotógrafo especializado en ajedrez David Llada.

























En ocasiones algunos de mis alumnos vienen sulfurados del recreo, apasionadamente arrebatados (suele suceder balón mediante) y, claro, poco atienden a palabras. Así que les saco un tablero y las piezas de ajedrez (poco importa lo que tuviéramos previsto en el aula, el resto de alumnos puede entonces trabajar y, ellos, lo harán más tarde). De entrada empiezan a rebajar la tensión y dejan de abrir la boca para soltar... bueno, tampoco se trata de decirlo ahora y aquí. ¿Qué sucede a continuación? Pasan de gritar más alto el uno contra y, por encima, del otro sus "argumentos", a respetar un turno de intervención, debatiéndose en un diálogo silencioso. Al cabo de un rato incluso, el uno empatiza con el otro (¿qué pretende con esta jugada, qué estará pensando?). Cuando finalizan la conversación se dan las manos y, tan amigos, como de costumbre. Sí, he usado el género masculino, porque esta escena suele darse entre futbolistas masculinos.


El lenguaje del ajedrez en las escuelas.

Sabemos de los beneficios de la práctica del ajedrez y, más concretamente, en los niños y niñas. De hecho, el 15 de marzo de 2012, el Parlamento Europeo hizo una declaración escrita para que los estados miembros apoyaran su introducción en cada uno de sus sistemas educativos. El 11 de febrero de 2015 el pleno del Congreso de los Diputados instó, por unanimidad, al Gobierno a implantar "El ajedrez en el aula" en el sistema educativo español. Como la educación es competencia de cada comunidad autónoma, cada una se encarga de llevarla a buen puerto como considere menester. En este momento son nueve las comunidades que tienen su programa de ajedrez, la última de ellas la Balear, que apoyó la iniciativa también por unanimidad.

Con todo ello al ajedrez solemos relacionarlo con las matemáticas, por lo del razonamiento lógico, sobretodo. Consideramos también su aspecto social (el saludo antes y después de la partida, acabamos de testimoniar que va mucho más allá) y su aspecto emprendedor, por aquello de las tomas continuas de decisiones. Y no falta razón al considerar al ajedrez desde este punto de vista estereotipado, eso sí, en su condición de lenguaje. Porque ya hemos expuesto que. el ajedrez, además de un juego, un deporte, ciencia y arte, es también un lenguaje. ¿Cómo si no los estudios científicos iban a destacar las mejoras comunicativas y lingüísticas entre la población que recibió clases de ajedrez respecto a los grupos de control que no las recibieron?

La didáctica del ajedrez ha llevado al desarrollo de una pedagogía incipiente que ya forma parte de entre las más selectas e innovadoras a nivel mundial, no en vano, en el último ICOT celebrado el pasado mes de marzo en Miami, hubo cuatro ponencias exponiendo sendos proyectos. Esta pedagogía está siendo llamada ajedrez educativo. El nombre no es que sea muy recurrente pero es así, ciertamente,  como está siendo llamada . En tanto que incipiente e innovadora esta pedagogía se desarrolla de muy diversas y variopintas maneras en muy diversificados y variopintos escenarios, cada cual más interesante. Y es que sus maestros originales se adecuaron a sus pupilos y a su entorno, así como a sus propias facultades e inspiración, en el marco desde donde surgieron. Por todo ello vamos a hacer una comparativa entre el ajedrez (lenguaje) y el ajedrez educativo (pedagogía a partir de un lenguaje, el ajedrez).


Ajedrez educativo: un viejo lenguaje para una nueva educación.


No se sabe a ciencia cierta cuándo se origina el ajedrez, hasta la fecha, lo que parece más probable es que fuera en la India en el siglo VI d.C., aunque se especula con un posible inicio mucho antes en Turquía. Del mismo modo el ajedrez educativo no sabría exactamente cuándo, dónde y cómo se origina. Posiblemente sea la consecuencia de enseñar ajedrez en muchos lugares diferentes y de muy variadas maneras. El auge de su ingente eclosión empieza en España, eso sí, en 1995, cuando el senado español recomendó el ajedrez como asignatura. Desde entonces este país se ha convertido en uno de sus más destacados referentes.

Se halló en la tumba de Tutankamón un juego muy parecido al ajedrez.

















Consideramos el ajedrez como un sistema ordenado, con sus propias reglas, constituido por seis elementos  con un significado propio pero que adquieren su significado definitivo en la relación que establecen con los demás, dentro del marco donde operan. O dicho de otro modo: un lenguaje. Para entender este sistema ordenado y saber usar estos elementos (las piezas) el ajedrez educativo parte, habitualmente, seccionando este sistema y va presentando de manera paulatina y gradual, cada uno de sus elementos. Y, si bien, el ajedrez es un juego, con el ajedrez educativo se juega de manera paulatina y gradual a muchos juegos, mediante los cuales, se nos van presentando todos sus elementos, incluyendo el tablero. Así pues, un lenguaje es seccionado, para emplearlo hasta adquirir una destreza mínima con una buena parte de el y, así, de parte en parte, ir adquiriendo una destreza mínima con su totalidad. Qué maravilloso sería que, con el inglés, el alumnado fuera adquiriendo una destreza mínima con una buena parte de el, tanto para leerlo y escribirlo (lo más habitual), como también para hablarlo y entenderlo al escucharlo (lo menos habitual) hasta conseguir, de manera paulatina y gradual también, una destreza mínima con su totalidad (en las cuatro facetas: leer, escribir, escuchar y hablar).


Carrera de peones. Una sola pieza como elemento de juego.

























En el aprendizaje del ajedrez se suele responder muy habitualmente a una única pregunta ante una posición: ¿cuál es la mejor continuación? En el ajedrez educativo se suele plantear muy variadas preguntas: cuál es la mejor; cuál es la peor, cuál es la última jugada, cuántas piezas hay, cómo ha llegada hasta allí... En el aprendizaje del ajedrez se procura lograr una habilidad lingüistica y, en su práctica de juego, por extensión, el desarrollo de unas cuantas capacidades más, de las cuales, se ha hablado extensamente en todos los medios: concentración, cálculo, paciencia, empatía, autonomía e iniciativa personales... Con el ajedrez educativo, como pedagogía, se ensancha el abanico de capacidades que se pretende desarrollar y, por extensión, el propio currículum educativo desde cualquiera de sus ámbitos. Para ello se suele recurrir también a una gran variedad de materiales.


Ejemplo de ajedrez en la escuela entendido como lenguaje.

























El curso pasado, en tercero de primaria y, habiendo tratado ya todo el reglamento, puse la posición anterior y pregunté cuál podía ser la mejor jugada posible de las blancas. La verdad es que costó mucho dar con la respuesta acertada. Uno de mis alumnos preguntó por qué hacemos ajedrez en la escuela. Mi respuesta fue la siguiente (más o menos). Del mismo modo que, en un problema de matemáticas, tenemos un conjunto de palabras que todos comprendemos por separado y que, juntándose forman un enunciado con un significado completo, se nos plantea una pregunta. Aquí se nos plantea una pregunta también a partir de una disposición de piezas, que todos sabemos cómo se desenvuelven, pero a partir de esta posición en concreto tenemos que observar las relaciones que se establecen entre ellas para resolver correctamente la pregunta planteada. Igual que en un problema de matemáticas. La respuesta de Iván (el alumno que me interrogó) fue: "es verdad y, además, es más divertido".

Ejemplo de ajedrez educativo.

























En la posición anterior (compartida por Miriam Monreal en Girona durante la V Jornada de Ajedrez y Educación de la Universitat de Girona) podemos dejar un tiempo prudencial tras el cual preguntar cuántas piezas hay en total; cuántas son blancas y cuántas son negras; reproducir la posición. Podemos preguntar a continuación: cuál es la mejor jugada para las blancas y cuál es la mejor para las negras; cuál es la peor; preguntar cómo ha llegado a f8 la torre negra y si es posible, entre otras preguntas.


A los niños les encanta jugar (y a los adultos también). El ajedrez educativo, por medio de innumerables juegos con materiales de lo más variopintos, hace más asequible el alcance del ajedrez a cualquiera. Por extensión y, debido a la motivación que despierta, acerca muchos contenidos tradicionales de matemáticas y de otras materias gracias a metodologías globalizadas que los aúnan también a la educación física o a la música. Estos contenidos, así tratados, vivencialmente, facilitan su alcance competencial a los que suelen mostrar más dificultad en la abstracción y, especialmente, en la lectoescritura. Sería el trabajo equivalente o parecido a trabajar las matemáticas, el conocimiento del medio o la educación artística a través del inglés, es decir, mediante el ajedrez (lenguaje) abordar cualquier ámbito del conocimiento o habilidad.

Algunos ejemplos:

Gamificación: cálculo, tablas de multiplicar y estrategia con Tablechess.



















Gamificación: Gincanesia: música, ed. física, conocimiento del medio...
















Cuadrados y romboides.





















El círculo y sus partes.



















Trabajo en equipo. Redacción de un cuento...


... a partir de un patrón ajedrecístico.





























Dramatización de una secuencia final de partida.



















¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? ¿Debemos primero implantar el ajedrez educativo en las escuelas o en las facultades de magisterio? ¿Primero renovamos la educación en las escuelas y vamos cambiando las leyes educativas con cada nuevo gobierno o conviene revisar y renovar primero también la formación del profesorado? Tenemos ante nosotros un marco de ingentes pedagogías: robótica, drónica, gamificación, tabletas, pedagogía bimodal... ¿Están presentes actualmente en los currículums de magisterio o sus actuales estudiantes y futuros docentes tienen que acceder a su conocimiento por otras vías? El ajedrez educativo es una de ellas. No necesita una fuerte inversión para impulsar un aula ni en educación infantil, ni en primaria, ni en secundaria, ni tampoco en la universidad. Responde a todas las premisas de la neurociencia y gusta masivamente al alumnado que aprende mediante ella pudiendo desarrollar todas las competencias del currículo, incluyendo a gran parte de aquel que suele estar desmotivado, siendo también un lenguaje mediante el cual facilita la inclusión de algunos alumnos con dificultades de integración.

El ajedrez educativo no es un juego. ¿ Lo hablamos ?

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