dilluns, 10 de desembre del 2018

El ajedrez como lenguaje

Observen el siguiente diagrama y respondan la pregunta: ¿ A quién corresponde mover?








Si conocen el lenguaje del ajedrez sabrán rápidamente la respuesta. Por el contrario, si desconocen sus reglas, no sabrán si les corresponde jugar a las blancas o a las negras.

Qué es el lenguaje y algunos tipos de lenguaje.

La Enciclopedia (Salvat 2003) lo define así en su primera acepción: "En términos generales, facultad que posee el hombre de comunicarse con los demás a través de sonidos a los que otorga un significado. En sentido amplio, cualquier sistema de comunicación usado por el hombre o los animales".

Existen muchos tipos de lenguaje. Una primera clasificación distingue el lenguaje natural (aquel que usamos de manera espontánea en nuestra vida cotidiana) del lenguaje artificial (aquel que usamos necesitando previa preparación y organización).

Dentro de los lenguajes artificiales distinguimos, entre muchos otros, el lenguaje científico y técnico. Este lenguaje específico permite una transmisión precisa de conocimientos, a menudo entre profesionales expertos.

Pertenecen a esta clasificación, entre otros:

- el lenguaje matemático

- el lenguaje de programación: aborda no sólo la comunicación expertos sino también entre ordenadores y sistemas informáticos.

- el lenguaje icónico o el pictográfico: transmiten información mediante símbolos convencionales, algunos de los cuales de significado universal.


Saussure y el ajedrez

Ferdinand de Saussure  (1857-1913) está considerado el padre de la lingüística moderna. Solo escribió dos obras, pero dos de sus colegas, a partir de los apuntes de algunos de los estudiantes de su cátedra en la Universidad de Ginebra, durante los cursos 1906-07, 1908-09 y 1910-11, recopilaron sus ideas y nos legaron su obra principal: Curso de lingüística general.


Ferdinad de Saussure


























Saussure comparaba la lengua con el ajedrez: "Una partida de ajedrez es como la realización artificial de lo que la lengua nos presenta de forma natural". Así, atribuye a las palabras su valor en función de la posición que ocupa junto al resto las palabras (como una pieza dentro del tablero respecto a las demás piezas). Las reglas persisten, no se inmutan, sí en cambio la posición de las palabras, así como de las piezas sobre el tablero durante la partida de ajedrez. Una variación a partir de una jugada puede modificar el significado del conjunto y acarrear consecuencias (lo mismo sucede con el lenguaje). Compara, por tanto, palabra con pieza de ajedrez. Así como la gramática con las normas del juego.


Wittgenstein y el ajedrez

Ludwig Wittgenstein (1889-1951) fue otro destacado lingüista, filósofo y matemático. Fue incluso algo más allá que Saussure al comparar el ajedrez con el lenguaje: "La pregunta ¿qué es realmente una palabra? es análoga a ¿qué es una pieza de ajedrez?. En su obra póstuma Investigaciones filosóficas, editado en 1953, recurre al ajedrez para explicar la función de las palabras y su significado según el contexto en relación al resto de palabras y a las normas que rigen su uso.


Ludwig Wittgenstein





















Wittgenstein va más allá que Saussure al afirmar que, en una jugada de ajedrez, no se trata simplemente de trasladar una pieza de un lugar a otro, sino también de contextualizar la acción dentro de un conjunto (normas, tablero, resto de piezas). De tal manera compara, no solo, palabra con pieza, sino también oración con jugada.


El ajedrez como lenguaje

Parece claro, por las enseñanzas de Saussure y de Wittgenstein, que debemos considerar seriamente al ajedrez como un lenguaje. Ahora bien, ¿qué tipo de lenguaje? Por sus características podríamos clasificarlo como un lenguaje artificial de tipo científico y técnico, con parecidos al lenguaje matemático, al lenguaje musical o al informático. Tiene su propio sistema de anotación, de tal manera que no resulta, ni siquiera imprescindible, disponer del material de juego para poder jugar. Dos personas pueden hacerlo en la modalidad a la ciega. Es el ejemplo más claro de la siguiente cita de Bruce A. Moon:

Un juego de ajedrez es un diálogo, una conversación entre un jugador y su oponente. Cada movimiento del oponente puede contener amenazas o tropiezos, pero un jugador no se puede defender de las amenazas o tomar ventaja de los tropiezos si es que no se pregunta a sí mismo: ¿Qué es lo que mi oponente va a hacer después de cada movimiento?


En la misma línea y, parafraseando al insigne Jorge Luis Borges, el erudito y hombre de ciencia Jorge Wagensberg reflexionaba en una entrevista:


"...Es el ajedrez, un juego que se plantea, ya desde su esencia, como una conversación entre dos colores que se odian (Borges 'dixit'): ahora hablan las blancas, ahora les toca a las negras. ¿Hay algo más suicida para un jugador de ajedrez que seguir el plan propio ignorando el plan del adversario?"


Siguiendo el hilo de los maestros precedentes podemos afirmar que, el ajedrez, es un lenguaje que parte de unas normas que determinan los usos y las relaciones entre las piezas (a modo de palabras). Cómo las disponemos, siguiendo las normas establecidas, determinan, del mismo modo, una intención tras la cual emitimos un mensaje (la jugada) dirigido al oponente, el cual, dispondrá, del mismo modo, de las mismas piezas y normas para establecer entre ambos una conversación a modo de diálogo. 


El ejemplo

Volviendo al diagrama anterior, preguntábamos: ¿ a quién corresponde mover ?







Si entendemos el ajedrez como un diálogo ordenado con turnos a respetar, sabemos que corresponde mover a las negras, ya que su rey está amenazado. Es imposible que sea el turno de las blancas porque el rey podría ser capturado y ello no es posible en este juego (por este motivo convenía conocer los preceptos del juego para responder la pregunta con propiedad). Así, podemos también explicar que las blancas acaban de mover su torre de la columna h, partiendo desde una de sus casillas aunque no sabemos exactamente desde cuál de ellas. Tomaron esta torre y la trasladaron a h7, tal y como si hubieran tomado la palabra torre y, al completar la jugada, emitieran la siguiente oración: muevo la torre a h7 y amenazo a vuestro rey (jaque) que, encontrándose en la fila 7 ahora se ve expuesto y debe abandonarla y ponerse a resguardo (concretamente retirarse a la fila 8). El mensaje, en negrita, podemos emitirlo más abreviado o más extenso todavía. En ajedrez lo abreviamos con precisión matemática: Th7+. Así pues, el ajedrez podemos escribirlo, leerlo e, incluso, hablarlo y escucharlo.

¿ Hablamos ajedrez ?



Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada